Se acabaron. Como se dice en estos casos, todo lo bueno se acaba y, normalmente, nos sabe a poco. La verdad es que en estos períodos en los que haces lo que realmente te gusta: deporte, viajar, leer, estar con la familia de manera relajada, charlar sin prisas,.. te das cuenta de cual es la situación en la que realmente te sientes bien, y que el hombre no fue creado para trabajar 12 horas diarias e ir todo el día con el tiempo pegado al trasero.
Por eso, y como cada año en estos momentos de angustia espiritual por volver a un tipo de vida en el que no nos realizamos plenamente, salvo aquellos a los que realmente les apasiona su trabajo y aquellos para lo que lo principal es "ascender" socialmente a través de lo que sacan trabajando, me he hecho la propuesta, veremos lo que dura, de cambiar en lo posible las prioridades: lo primero es la familia y la salud (más horas con los míos: es increíble como cambia nuestra relación con ellos en vacaciones, parece casi como si conocieras de nuevo a tus hijos).
Eso implica más tiempo dedicado también al deporte-salud, algo que realmente me llena, el contacto con la naturaleza y, si es necesario, un dejar en un segundo plano las "progresiones laborales".
Veremos si este buen propósito dura lo suficiente. Mientras, dejo una muestra de unas imagenes de cosas de esas que se hacen en vacaciones y que te llevan a estas reflexiones. La primera, son dos dimonis con cara de angel, la segunda es un secreto, la tercera y cuarta son de Colliure (Francia) y la quinta de l'estany de Orri en Lles (La Cerdanya).
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